¡Hola, opositores y opositoras! Hoy recibimos a Beatriz en nuestra sección de entrevistas. Esta opositora a Personal de Gestión y Administración de Universidades (PAS) tiene una historia poco convencional y se ha decidido a contárnosla de su puño y letra.

Por eso en esta ocasión encontraréis sus propias palabras, a las que nosotros solo hemos dado un hilo conductor, y no una entrevista al uso con preguntas y respuestas.

Tal y como nos transmitió Beatriz, tanto ella como todo el Equipo OpositaTest, esperamos que conocer su experiencia ayude a otros opositores y opositoras que a día de hoy pelean por su plaza.

Sin más, os presentamos a Beatriz.

El punto de inicio no define hasta dónde puedes llegar

Me gustaría que la mía fuera la historia admirable de esas jóvenes que consiguen ser juezas, fiscales o notarias cuando aún no han cumplido ni los 25. O la de alguien tremendamente exitoso. Por desgracia, no lo es, aunque sí me siento orgullosa de haber caído en un profundo pozo y haber sabido levantarme.

No crecí en el mejor de los ambientes posibles. De hecho, los psicólogos comparan el entorno en el que me crié con haber nacido dentro de una secta y las lesiones emocionales que me dejó serían las mismas que tendría de haber vivido una guerra. A una familia tóxica y emocionalmente abusiva, habría que sumar también que, muchas veces, quien tiene la desgracia de venir de un entorno disfuncional como el mío suele ser la diana perfecta de lo mejor de cada casa.

Así las cosas, para cuando conseguí llegar a la edad en la que uno sale a buscar trabajo, yo estaba tan rota que lo que andaba buscando eran mi autoestima y mis ganas de seguir en este mundo. Así que lo de encontrar trabajo en la etapa vital en la que casi todo el mundo lo hace fue algo que no pude lograr.

Ya para ponerle el broche final, el fallecimiento accidental de alguien muy importante en mi vida y tener que pasar el duelo entre gritos, insultos, menosprecios y luz de gas hicieron que terminara de caerme al fondo de un pozo del que estuve muy cerca de no salir.

Cuando opositar se convierte en el camino hacia la independencia

Hasta que un día conseguí juntar un poco de fuerzas y pedir ayuda. Fue el inicio de una nueva vida y de un largo periodo de recuperación. Un día, cuando ya tuve fuerzas para poder salir al mundo, me tocó elegir qué iba a hacer para ganarme la vida. Y como me sentía mayor para salir a buscar trabajo a la empresa privada, mis fuerzas aún eran escasas como para poder emprender y era muy consciente de que necesitaba un horario que me permitiera recuperar tiempo perdido, decidí opositar.

Encontrando el equilibrio

Al principio me daba miedo, porque había oído historias de opositores que sufren mucho y lo pasan fatal en el camino y yo ya venía de llevar una mochila lo suficientemente pesada como para meterle más piedras. Así que me prometí a mí misma que el mío sería un camino de pequeños esfuerzos diarios, con mis renuncias, pero del que no suprimiría nada de lo importante (quedar con los amigos de vez en cuando, dormir las horas necesarias, sacar un rato para mis aficiones…). Si para todo opositor es necesario llevar una vida emocionalmente sana para no quemarse por el camino, para mí, que venía de dónde venía, era vital.

Hora de elegir la especialidad: volver a la universidad

Después de eso, venía la duda más importante de todo opositor. Opositar sí, pero ¿a qué? Me costó bastante elegir y di algún que otro tumbo, hasta que salieron oposiciones a auxiliar administrativo de la Complutense, donde había trabajado como becaria, y como ya sabía que el ambiente de trabajo era muy bueno y el temario me daba confianza, decidí probar y acabé encontrando un temario con el que me sentía muy cómoda y con el que me apetecía estudiar; que creo que es lo mejor que le puede pasar a un opositor.

El primer examen de oposición y los que vendrían después

Una vez elegida la oposición, tocaba ponerse en marcha. Y el inicio fue difícil. Aún me costaba mucho estudiar y centrarme. Además, como durante los últimos años de la carrera, por las lesiones psicológicas que tenía, me había resultado casi imposible presentarme a los exámenes, mi reto para esa primera oposición fue ese: presentarme, aunque tuviera que resolver el examen como si hiciera una quiniela. Obviamente, suspendí, pero ya solo el hecho de ir, aguantar los nervios a pesar de las ganas que tenía de salir corriendo y ser capaz de hacer el examen para mí ya fue un triunfo. Era octubre de 2018.

Opositar de dos en dos

Poco después salieron las convocatorias de las Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Sevilla y me matriculé en las dos. A principios de junio de 2019 fue el de la Autónoma de Madrid, donde también suspendí. Pero el haber sido capaz de hacerlo más tranquila que la vez anterior y haberlo hecho algo mejor me dio fuerzas para sentarme con calma y analizar el examen, viendo qué temas llevaba bien y cuáles tenía que repasar más. Y, al hacerlo, me di cuenta de que no iba tan mal, que me había quedado cerca y que de haber tenido un poco más de tiempo y seguridad seguramente hubiera aprobado.

Eso me dio ánimo para seguir en el camino y para pensar que en Sevilla iba a aprobar por primera vez. Me quedaba poco tiempo, porque entre ambos exámenes no había ni un mes de diferencia, pero iba a hacer todo lo posible por aprobar. Estudié unas 12 ó 13 horas diarias e hice muchísimos test. Además, por aquel entonces descubrí Opositatest, que para mí fue importantísimo para avanzar. Todos los días hacía un test del tema que me había estudiado ese día y los domingos un test oficial, que me sirvió para saber más o menos de qué nivel partía, para animarme a mantener el ritmo de estudio que estaba llevando y para darme seguridad.

La magia de Sevilla y el primer aprobado

Y Sevilla acabó siendo un viaje muy importante para mí, en primer lugar, porque mis problemas me habían impedido salir de Madrid en diez años y en segundo, porque, efectivamente, fue la primera vez que aprobé. Además, me vine con un consejo de un amigo que me acogió allí, y es que valorara cada etapa del camino y no solo el resultado de un examen. Porque si no me paraba a reflexionar, por un lado, sobre todo lo bueno que me había aportado el camino hasta el examen y, por otro, las renuncias, corría el riesgo de quemarme antes de llegar a meta.

El parón de 2020

Y cuando parecía que todo se iba poniendo ya en marcha, llegó la pandemia y me suspendieron un examen a menos de dos semanas. Fue un mazazo. Además, tener gente cercana trabajando en hospitales y en ciertas circunstancias no ayudaba mucho a estar tranquila y poder centrarse.

Mientras tanto, por el camino se seguían convocando oposiciones a universidades y acabé cayendo en el error de apuntarme a más oposiciones de las que podía manejar, porque necesitaba sentir que al final alguna acabaría haciendo los exámenes. Llegó un momento que tenía tal desbarajuste que ya no sabía ni qué estudiar. Y ahí fue especialmente importante hacer una buena planificación que me permitiera abarcar la mayor cantidad de temario por orden de relevancia y la aplicación de la curva del olvido. Y los resultados que sacaba en los test me ayudaban a saber si convenía que me repasara algo al día, a la semana o al mes siguientes.

Llegan las buenas noticias en forma de bolsas de trabajo temporal

Y creo que no me salió mal la planificación, porque aunque la cosa se reactivó tímidamente, al final salieron todas las oposiciones a mogollón. Septiembre, octubre y noviembre fueron meses muy movidos, en los que no daba tiempo a terminar una oposición y ponerte a preparar la siguiente. Pero sí conseguí llegar sabiéndome los temas adecuados y suficientes para superar la fase de oposición de la mayoría de las universidades a las que me presenté y entrar en varias bolsas, incluso en alguna en el que el número de personas que entran es limitado, y cada vez en posiciones más altas.

Nos volveremos a encontrar, ya con plaza de funcionaria

Confío en que los resultados obtenidos sirvan para que sea funcionaria interina pronto.De hecho, sé que una de las bolsas en las que estoy se mueve muy rápido. Pero, mientras el teléfono suena, sigo con el propósito de ir cada día un pasito más lejos.

Aunque ya, con la autoestima fortalecida en el camino, con la confianza que da haber entrado en varias bolsas y sabiendo que las preguntas de Opositatest suelen ser bastante similares a las de los exámenes y que cada vez sacaba más nota, me he animado a subir un par de escalones y he pasado de opositar a Auxiliar a hacerlo a Técnico Medio.

Espero poder volver a escribir en unos años, con plaza bajo el brazo para decir que lo terminé de conseguir y que mereció la pena.


Agradecemos enormemente a Beatriz el haber compartido con nosotros su vivencia como opositora y le deseamos el mayor de los éxitos en las oposiciones y en todo lo que se proponga. Aquí estaremos para celebrar su plaza de funcionaria.


Muchas otras personas que han estudiado una oposición ya han compartido su experiencia en nuestro blog, ¿tenéis curiosidad por lo que nos han contado? ¡Os esperan en la sección de entrevistas!

¿Quieres que te entrevistemos a ti también? Escríbenos a [email protected] y nos pondremos en contacto contigo.


El equipo de OpositaTest

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